Inmigración japonesa a América Latina



   La historia de la inmigración voluntaria de los japoneses a los países de América Latina tiene ya más de 120 años. Actualmente en los países del continente Latinoamericano vive ya la quinta generación de los descendientes de japoneses. 

    Aunque ya conocemos la existencia de las pruebas de presencia de los japoneses en América desde el siglo XVI, oficialmente se considera que la inmigración voluntaria japonesa a los países de América Latina comenzó a finales del siglo XIX. La inmigración a América, en general, fue el resultado de una crisis demográfica y económica en Japón. Los países principales que fueron el objetivo de la migración fueron los Estados Unidos y Canadá. La política migratoria del Japón estuvo muy bien planeada y fue de largo plazo, eso inquietó al gobierno de los Estados Unidos y al gobierno de Canadá que poco tiempo después introdujeron las restricciones en cuanto a la migración asiática. Debido a esto, el gobierno japonés decidió cambiar la dirección de la política migratoria hacía los países de América Latina.
   México fue el primer país latinoamericano al que llegaron los inmigrantes japoneses. Resultó ser un país muy atractivo, entre otros por la posibilidad de entrada a los Estados Unidos. El primer grupo de los inmigrantes japoneses, 35 personas llegó a Esquintla, Chiapas en 1897.   Los colonos intentaron dedicarse a la agricultura y a cultivar el café , pero finalmente no tuvieron éxito. 
Colonia Enomoto, Chiapas


    Con el estallido de la Revolución Mexicana y los problemas internos en México  se observa una gran disminución en la migración japonesa y su carácter cambió significativamente. Los japoneses, que en aquel momento llegaron a México no estaban interesados ​​en establecerse aquí, sólo intentaban trasladarse ilegalmente a los Estados Unidos. Finalmente la migración japonesa a México terminó después de la introducción de restricciones a la admisión de inmigrantes de Japón en los Estados Unidos en 1924 y después que el gobierno mexicano decidió emitir la ley en 1926 que prohibió casi totalmente la migración al territorio mexicano.

   La política migratoria hacía Latinoamérica no sólo se concentraba en México, los emisarios japoneses buscaron nuevos territorios.  Ya en 1973 el gobierno japonés firmó el Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación con el gobierno peruano. Este tratado estableció la posibilidad de que los japoneses pudiera viajar a Perú. Los primeros emigrantes japoneses   salieron del puerto de Yokohama el 27 de febrero de 1899 y llegaron al puerto del Callao a bordo del barco Sakura Maru el 3 de abril de 1899. 


El barco Sakura Maru


      La mayoría de ellos era agricultores y trabajaron en las grandes haciendas azucareras en la costa. Los que quisieron dejar la hacienda  establecieron sus propios negocios como peluquerías, cafetines, bodegas pequeñas y fondas. Muy a menudo viajaron a las ciudades grandes y se dedicaron al comercio y a los servicios. La comunidad más grande en Perú estaba en Lima, el 1938 los japoneses conformaron el 17,7% de la población del lugar. Los japoneses lograron tener éxito en sus negocios y mejoraron su calidad de vida, pero en el mismo tiempo empezó un ala de reacciones agresivas por el lado de los peruanos. El sentimiento de rechazo hacía los migrantes se radicalizó por un sentimiento de temor a ser conquistados por los japoneses. En este ambiente se realizó en el año 1936 un decreto para limitar la inmigración asiática en el Perú, que introdujo un límite de 16 000 extranjeros por nacionalidad. 
       La migración japonesa en México y en Perú parece ser muy similar, pero la peruana fue más exitosa económicamente que la mexicana. Tal vez la diferencia viene de viene de las intenciones de los inmigrantes. Por un lado, los que llegaron al Perú llegaron con la intención de trabajar y afincarse, y por otro lado la mayoría de los migrantes que llegaron a México tenían como objetivo cruzar la frontera de los Estados Unidos.
      La inmigración japonesa en Brasil comenzó al inicio del siglo XX. Al igual que en México y en Perú, la migración de Asia fue aceptada por la necesidad de la mano de obra en las haciendas. El 18 de junio de 1908 el navío Kasato Maru llegó al puerto de Santos (Sao Paulo) llevando los primeros migrantes japoneses. Llegaron de Japón para trabajar en las plantaciones de café en el interior de Sao Paulo, sin embargo, muy a menudo por las condiciones muy malas en las haciendas tuvieron que huir a buscar otro trabajo en las ciudades, en la construcción de ferrocarriles y minas. La mayoría de los migrantes tenía la intención de enriquecerse en Brasil y regresar a Japón, que era como un sueño casi imposible de alcanzar. 


El barco Kasato Maru

      Después de la Segunda Guerra Mundial la mayor parte de la comunidad japonesa no aceptó la derrota de 1945 y los inmigrantes se dividieron en dos grupos.  El primero, kachigumi (victoristas), los que pensaban: ¿cómo pueden creer en las noticias que reciben del enemigo?” fue el 80% de la comunidad, el segundo, makegumi (derrotistas), los que aceptaron la derrota de Japón. Poco después de la guerra, se formó la organización secreta, particularmente nacionalista y extremista llamada Shindo Renmei. Los miembros de Shindo Renmei creían que Japón no había perdido la guerra, eran fieles al Emperador de Japón e intentaron castigar a los miembros de los derrotistas por tomar acciones militares, ya que les consideraban como traidores.  Finalmente, debido a este conflicto entre 1946 y 1947 murieron 23 personas. Después de estos acontecimientos, el gobierno brasileño aprisionó a 300 miembros de Shindo Renmei, envió 80 miembros de regreso a Japón y disolvió la organización.
     Debido al conflicto dentro de la comunidad japonesa, obviamente se suspendió la recepción de los inmigrantes japoneses. Este movimiento se reactivó en 1952 y duró hasta los años setenta. 


   Hoy en día el grupo más grande de inmigrantes japoneses en América Latina vive en Brasil, con capacidad para 1,900,000 personas. El segundo grupo más grande vive en Perú  y tiene 100,000 personas. El tercero grupo vive en México. 









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